Después de un largo fin de semana agotador, llega el lunes tímido pero cañero. Jordi ya está de vacaciones y yo todavía trabajo hasta el próximo viernes (de momento) si nada se tuerce.
Llego a casa muerta de hambre y como. Mientras oigo a Jordi que trajina por el comedor. Se ha propuesto lavar todas las cortinas y hacer limpieza un poco a fondo. Las nenas duermen la siesta. De repente, en el gran silencio que reinaba en la casa el aturdidor ruido de la aspiradora encendida por Jordi, me hace sobresaltar. Me levanto de la mesa y le digo que por favor la apague, no sea que se vayan a despertar las nenas. La apaga. Sigo comiendo. El está liado con las cortinas. Cuando acabo de comer, me dice que le ayude a bajar las ventanas del salón que pesan como muertos, las ventanitas miden 155 x 80 cms cada una (hay tres) dós móviles y una fija, de doble cristal con cámara y de pvc. Pesan lo que no sabe nadie, las malditas ventanas. Y le ayudo a limpiarlas. Esto no entraba en mis planes de hoy. No sin avisar. Renegando me pongo a ayudarlo a limpiarlas. Berta y Júlia ya se han despertado y Berta nos trae el micrófono con música chumba-chumba de la Blancanieves y no para de accionar el botón y se pone a bailar. Júlia se ha plantado la falda de gitana (roja con lunares blancos) y los tacones con el corsé del disfráz de la cenicienta (azul cielo). Se ha puesto la musica clásica del pianito y está como una descosida bailando en la habitación de jugar. ¡Vaya dos bailarinas que tengo!
Yo siempre decía, cuando estaba embarazada de Júlia, que en cuanto cumpliera tres años la apuntaría a ballet, pero habiéndola apuntado a natación y este curso que viene a l'Escola Municipal de Música, me parecen demasiadas actividades extraexcolares para tener sólo cuatro años. Y de momento he decidido dejarlo para más tarde. También me gustaría que hiciera teatro... en fin, tantas cosas...
Berta va por el mismo camino, en cuanto entre a P3, el curso que viene, la apuntaré a natación. Es una gran tranquilidad cuando llega el verano y vas de piscina en piscina. Pero está comprobado que les encanta bailar.
Después nos fuimos a dar un paseo y a comprar mermelada para diábeticos (más que nada sin azucar) para amenizar el pan que como por la mañana de bocata. Lo combino o con tomate nada más o con mermelada. Llevo bastante bien la dieta proteica esta que ha hecho mi cuñada, pero de momento no puedo ver resultados ya que inesperadamente me ha venido a visitar la roja, y cuando viene la roja, hay una excesiva retención de líquidos. ¡Qué se le va a hacer!
Por la noche, hay que repetir mil veces a Berta que no se levante de la silla, cuando cena, porque hasta se sube encima de la mesa (creo que a ella la voy a apuntar a castellers, en vez de a natación). Se sube por todos los sitios. Me paso el día gritando. A las dos. Hacen caso omiso a todo lo que se les plantea. Nos toman el pelo como les da la gana. Y después de bregar todo el día, cuando por fin consigo meterlas en la cama, me dice Júlia:
J - Mama, es que jo no puc dormir...
Yo - Per què carinyo?
J - Es que, jo estic molt cansada de tant pasejar i de portar els talons...
Salimos a pasear y Berta se bajó del carro para ir en brazos de su padre y Júlia se sentó en el carro y no había quien la bajara... ¡cuánto caminó! Y está cansada "portar els talons", que se los había puesto un ratillo para pegarse unos bailes en la habitación.
Esta tarde, antes de salir de casa, montamos una pequeña discoteca improvisada en el salón. Berta enchufó el chumba-chumba del micro de Blancanieves y todos bailamos al ritmo... nos hemos reido mucho, porque mientras Júlia cantaba y bailaba a ritmo de clásica, Berta sin embargo, maquinera total.
Que buena voz tiene Júlia. Soprano, soprano. Iba cantando todas las canciones clásicas. ¡Cómo entona! Jordi y yo nos reíamos, porque creo que de sensibilización musical que empezará en septiembre no le hace ni falta. La lleva innata en ella. Nos preguntábamos en que cuerda estará Berta, yo digo que soprano también y Jordi decía que lo divertido sería que estuviera en otra para poder montar un cuarteto cada vez que salimos de vacaciones en el coche... que divertido nos lo vamos a pasar; aunque cuando pone esa voz de Chucky, bien podría pasar por bajo, como su padre.
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