Que bonito día hoy. Sol radiante desde primera hora de la mañana, temperatura agradable; algo fresca, pero ya se respira la primavera (en el Corte Inglés ya es primavera).
Mañana no tan estresante como otras. Últimamente Jordi, casi siempre se lleva a Berta a la guardería y voy bastante más relajada. El que él lleve a una de las niñas para mi es muchísimo.
El día no pintaba mal del todo. Se preveía tranquilo. Dejo a Júlia en el cole, me voy a la empresa, a las 12:30 - 12:45 tenía que venir un cliente para que le pusiera unos adhesivos en el cristal de la furgo (20 minutos) y ya está. Llamar, llamar y llamar a clientes para convencerlos de que me tienen que recibir para explicarles mi rollo comercial. Tenía que salir un momento a casa de mi suegra, donde todavía tengo trastos de mi empresa y coger una bobina de vinilo de seguridad para otro cliente.
Hago llamaditas de rigor y me voy a Castellnou a casa de mi suegra. Calculo el tiempo bien (raro en mi) y entro a Molins a las 12:06, el cliente no llegará hasta y media o menos cuarto y me da tiempo de desayunar. Me suena el móvil.
Jefe - ¿Dónde estás?
M J - Entrando a Molins, ¿qué quieres?
Jefe - ¡¿Tu no tenías que estar rotulando una furgoneta?!
M J - Si, ahora voy. Hemos quedado entre y media y menos cuarto.
Jefe - Pues llegas tarde, ya está Sonia rotulando el cliente ya ha venido
M J - Bueno pues ya voy. Ha venido antes de hora, no puedo correr más.
Jefe - Venga, ves para allá y te unes a la rotulación.
M J - Ya voy...
No me da tiempo de desayunar. Menos mal que encuentro aparcamiento cuando llego, porque esa es otra. Por suerte, siempre aparco en la puerta. Tengo estrella, la gran mayoría de veces encuentro aparcamiento a la primera, que se le va a hacer. Meto el coche con calzador en el hueco, entro a la empresa y tiro el bolso en la mesa del despacho y las albóndigas de contrabando que me ha suministrado mi suegra en la nevera y salgo corriendo calle arriba a rotular la furgoneta.
M J - Huy, has venido antes de tiempo. - Le digo para que no se crea la jefa que soy yo la que llega tarde.
Cliente - Sí, es que he acabado antes la ruta y me he dicho, pues voy ya para allá.
M J - Muy bien, muy bien.
Le digo a Sonia que se vaya, por que están a tope de trabajo y me quedo rotulando la furgo.
Quince minutos y lista.
Vuelvo a la empresa. Sigo haciendo llamaditas y mientras llamo voy tratando de averiguar una misión que me ha encomandado mi jefe.
Cuando ayer me pidio que buscara una información no pude remediar tararear la canción de Misión Imposible con sorna. Cada vez me lo pone más difícil y cada vez me supero a mi misma porque doy en la diana consiguiendo más de lo que me piden.
Me llama Jordi, me dice que ha llamado la mamá de Nil, un niño de la clase de al lado que quería hablar conmigo por el tema del cumpleaños de su hijo, de la mía y de Inés, otra niña de la clase de Julieta.
Me voy solo diez minutos más tarde de mi hora porque aún tengo que pasarme por otro cliente a llevarle unos vinilos que me pidió ayer por la tarde.
A punto de coger la autopista. Me suena el móvil. El jefe otra vez.
Jefe - ¿Dónde estás? ¿Estás en el despacho todavía?
M J - No. Estoy a punto de coger la autopista que tengo que ir a entregar los vinilos. ¿Qué querías?
Jefe - Nada. Que me miraras unos mails en mi ordenador.
M J - Si quieres vuelvo.
Jefe - No, es igual. Ya llamo a Sonia.
M J - Vale. Hasta mañana.
Llego a Sant Cugat, entrego vinilo a cliente. Me voy a casa. Como. Llamo a la mamá de Nil. Buzón de voz. Dejo mensaje en el buzón de voz. Me voy a recoger a las nenas al cole.
Hasta aquí normal, como cada día; pero hoy tengo que felicitarme porque no llego tarde.
Mi plan de esta tarde es perfecto. Dejo a las nenas en casa de mi madre y me voy al Quiros (centro de estética) a hacerme la depilación láser facial. Que por cierto, desde aquí animo a todo el mundo que lo necesite y se la quiera hacer y quiera un sitio de confianza - confianza que vaya a Quiros. Centre d'Estètica, en Sant Cugat.
Voy a casa de mi madre. Fallo: no llevamos chupete de Berta.
Bajamos las cuatro y mi madre se las lleva al parque.
SMS al móvil. Roser del Quiros: Voy con retraso de 20 minutos.
No hay problema. Mira me relajaré, como llevo un libro que me dejó Rosa Ana de gospel: Como ser mujer y no morir en el intento. (Muy divertido y cierto como la vida misma)
Bueno, como voy con tiempo voy a casa a descargar las albóndigas que todavía las llevo en coche, cojo el chupe de Berta y se lo acerco al parque, porque si vamos con retraso, eso quiere decir que llegaré un poco más tarde.
El parque al que ha ido, no se puede acceder muy facilmente con el coche, es decir, queda bastante separado de la carretera ya que está en una zona con muchos árboles y una zona muy abierta. Hora punta: 17:30 h. Aparcamiento bastante restringido; y aunque siempre aparco en la puerta, encontré uno, pero en zona de carga y descarga. No me atreví a dejarlo. Siempre me gusta estacionar bien.
Llamo a mi madre por el móvil y le digo que se acerce a la acera, que paso con el coche y le doy el chupe.
Segunda vuelta a la manzana con el coche, paro en medio de la carretera y tras las protestas de mi madre de "para que has traído el chupe" y esas cosas me voy hacia el Quiros. Aparco el coche (otra vez a la primera) y mientras me dirijo caminando hacia el Quiros, llamo a la mamá de Nil.
Los cumpleaños en el cole de Júlia se celebran los viernes y las dos clases juntas P3 A y P3 B (50 niños).
Me dice si vamos a celebrar el cumpleaños este viernes y le digo que no, que el viernes siguiente, ya que el cumple de Júlia es el 28 de Marzo y el 29 el de Inés. Y me dice que no, que su maestra le ha dicho que el viernes 26 no se celebran cumpleaños, porque es el último día de clase antes de las vacaciones de semana santa y que celebran "la mona" y que hay dos niños más en la clase de al lado que lo celebran este viernes.
¿La mona de pascua? A mi nadie me ha dicho nada de mona. Nuestra profesora está enferma desde el martes, pero ya en su día no me lo comentó.
Me estoy empezando a estresar. Le digo que voy a llamar a la otra mamá a ver si por casualidad ella, que es la delagada de clase, sabe algo de todo esto.
No tengo el teléfono a mano. Llamo a Eulàlia (que todo lo sabe. Es como mi angelillo de la guarda, siempre está ahí). No tiene ni idea de lo del tema de la mona y también es delagada de la clase.
Me da el movil de Pepa. La llamo. No contesta. Insisto. No me lo coge. Vuelvo a llamar a Eulàlia. Le pido el fijo y me lo da. La llamo. No me contesta tampoco. Llamo a Beatriz, mamá de Nil. Le digo que la llamo más tarde, porque no la localizo.
Me toca entrar al láser.
No he leído ni una línea. Me he pasado todo el rato hablando por teléfono.
Me voy del Quiros y vuelvo a probar suerte con Pepa. ¡Por fin la he tenido y está! Se queda a cuadros cuando la pongo al corriente de los cumpleaños, de la mona y de todo el lío. Hoy es jueves y son las 19 horas de la tarde y mañana por la mañana tenemos que llevar la teca al cole por la mañana...
Montamos un gabinete de crisis. Hay que cordinar el cumpleaños de cuatro niños en ¿cuanto tiempo? en una hora y media (por si hay que comprar cosas).
Me voy a una tienda que es la que tengo a más a mano en estos momentos a ver si encuentro un "pa de pessic" para tunearlo y llevarlo de pastel mañana.
Del Quiros a la tienda: hablando por teléfono. Entro en la tienda: sigo hablando por teléfono. Treinta minutos en la tienda sin comprar y moviéndome de un lado a otro movil en oreja, sin comprar. Dependientas mosqueadas. Me he puesto al final de tienda, en las neveras, y como llevaba tanto rato, una de las dependientas para disimular se ha puesto a cargarlas de genero y me iba mirando de reojo cada vez que colocaba un pollo picantón. `
Opino que podíamos haber hecho una llamada a cuatro de estas que hay. Porque, entre que hablas, espera que llamo a Pepa y te llamo. Me llama Pepa. Llamo a Beatriz. Pepa llama a la mama del cuarto niño: Xavi. Pepa me vuelve a llamar. Espera Beatriz que me entra otra llamada y es Pepa que ha hablado con la otra mamá. Que si tienes velas. Que si ahora no puedo hacer un pastel para los niños que hay celíacos. Que si compramos zumos. Oye que yo llevo unos bizcochos de estos y los arreglo un poco. ¿Pero como es el bizcocho? Aproximadamente un Din A 4, quitándole un dedo por lado. Que si quieres te compro los bizcochos y te los llevo y así no tienes que hacerlo. Bueno, yo tengo un molde de osito, pero por si acaso los compras. Vuelvo a llamar a Beatriz. Que yo llevo batidos de chocolate, fresa y zumo y un pastel también. Que van ha haber muchos pasteles. Que he comprado magdalenas para los celíacos. Pues mira, Pepa estaba apurada con el tema. Mira que bien, estás en todo. Jolín, la que he liado en un momento por lo del cumpleaños. Que si no te preocupes, que menos mal que nos has avisado, si no se quedan nuestras niñas sin cumpleaños.
Total, en un minuto se ha liado una gorda. ¡Qué estrés he pasado en un momento! Pongo las cosas en la caja, pago, me voy con las bolsas hasta el coche. Todo esto sin dejar de hablar por teléfono. Llego al coche. No encuentro llave. Está en el bolso. Me entra otra llamada. Digo a Pepa que le llevo los pasteles y que luego nos vemos que me entra otra llamada. 19:50 h - Jordi. Qué donde estáis.
Y yo, con el móvil pegado a la oreja. Me tenía que haber puesto un trocito de cinta adhesiva de doble cara en teléfono y oreja. Cargada de bolsas. Buscando la llave en la inmensa oscuridad de mi bolso lleno de harina de galleta (antigua galleta triturada), papeles, llaves inservibles, plásticos de las cañitas de los batidos de la merienda, plastiquitos de los paquetes de tabaco... (todo lo tiro dentro de mi bolso, soy incapaz de tirar un papel al suelo y así está el pobre, con complejo de contenedor...) Además de tanto remenear, con la electricidad estática se me enganchas los plásticos y no me puedo desprender de ellos. Al final, ya no podía más y le digo a Jordi que yo le llamo. Cuelgo el maldito teléfono. Tiro el bolso y las bolsas al suelo. Rebusco hasta que al final la maldita llave sale de su escondite, abro el coche, meto las bolsas y me pongo camino a casa de Pepa a llevarle la compra y mientras por el camino hablo con Jordi. Dejo la compra y me voy a casa de mi madre a buscar a las nenas. También ha bajado mi tía a casa de mi madre a ver a las nenas.
Les explico mi rollo. Mi tía: que si no lo celebran mañana, que lo celebren otro día, que no "hay cebá que se escabece" (esta expresión tiene miga, para hacer una tesis doctoral que dejo para otro día). Mi madre: que tu hija (Berta) con los de-di-tos me ha tocado la tele y mira: ni se ve, ni se oye ni nada.
Le arreglo la tele; le subo el volumen y reinicio imagenio.
Me voy a casa. Por el camino, Julieta me va enseñando una canción en inglés que cantan en el cole. Llegamos a casa. Baja niñas del coche. Carga compra en el carrito. Entramos en casa y corriendo baños. Hoy Berta bibi y a dormir. Canto luralá. Mientras canto, me vuelve a sonar el móvil: Cloe. Cloe, te dejo que tengo que llamar a Beatriz. Cuelgo. Llamo a Cloe. Mientras Jordi da cena a Júlia, cuento y luralá. Cuelgo, voy a cantar luralá a Júlia y sale Jordi y me dice que llego tarde, ya se ha dormido.
Me pongo a ver los mails del dia: 45. Contesto mails (no todos). Me pongo a escribir el post. Tengo hambre. Cola Cao con magadalenas sin gluten. Sigo escribiendo. Las 00:15. ¡Ostras tengo que tunear el pastel! Fundo el chocolate, hago un mickey con bolitas de colores y sigo escribiendo.
De repente la pantalla se ha quedado negra. Es que me he dormido. Me despierto y sigo escribiendo.
He terminado. Estoy agotada hoy. Me voy a dormir. Las 2:42. ¡Qué vida esta!
El pastelillo:
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