Júlia no está. Ayer sábado por la tarde la llevé a casa de tata C. para hacer una super fiesta pijama con las nenas B y C. No pongo nombres por mantener el anonimato de la tata i las cosinetas. Por si las moscas. Así que esta mañana ha sido tranquila.
Berta se ha levantado, ha ido por toda la casa encendiendo todas las luces. Se ha sentado en la cama de Júlia a mirar todos los cuentos (lo supe después cuando vi todos los cuentos desparramados por la cama). Vino a la habitación nuestra, encendiendo la luz. Ella quería su bibi y nosotros queríamos dormir. Nueve menos diez de la mañana. Quiere subir a la cama. La ayudo. La hago estirar para que duerma un poquito más. Pero tiene hambre. No perdona su bibi de la mañana. Me hago la remolona a ver si Jordi le da por levantarse y hacerle el bibi, pero nada. Duerme como un tronco.
Berta no para de moverse, quiere coger las lámparas de la mesita de noche que por supuesto no le dejo, ya que son delicadas y me costaron una pasta. Al final, aburrida, se baja de la cama y se va a la habitación de jugar un ratito más.
Al cabo de diez minutos vuelve. Jordi sigue sin moverse. Yo sigo haciéndome la remolona. Intento hacer mis planes. Sé que si me levanto yo al minuto o menos se va a levantar él. Entonces, ¿por qué no se levanta ya y le hace el bibi?
Sigo dando vueltas en la cama. Berta se le tira encima. Jordi abre un ojo. Bien, con un poco de suerte se levanta ya y le hace el biberón. Nada. Lo cierra otra vez y se da la vuelta.
Berta, se vuelve a bajar de la cama y se va de nuevo, esta vez a su habitación. Vuelve otra vez a la cama, ya son las nueve y media. Al final, en vistas de que Jordi ni se mueve, pienso: "Bueno, me levanto y como sé que al minuto se va a levantar él, le hago el bibi y me vuelvo a acostar un rato más".
Me levanto. Le cambio el pañal. Cuando entro en su habitación, el armario está abierto de par en par y ha empezado a sacar baberos, camisetas, toallas, todo, todo, todo lo que está a su alcance y está repartido por el suelo de toda la habitación. Hay que ver lo que hace el aburrimiento.
Cuando le estoy haciendo el bibi, oigo que Jordi se levanta. Lo sabía. No falla. Oigo que abre la persiana y exclama: "¡Qué día más bonito! Yo ya me estoy relamiendo, porque en dos minutos me voy de vuelta a la cama un ratillo más. Aparece por la cocina: "Buenos días, me voy a correr".
Y todos mis planes al traste en cuestión de un minuto y medio.
Le digo:
M J - No hay manera de hacer planes. Hago planes y antes de levantarme ya se me han ido al traste en un momento.
J - ¿Qué planes?
M J - He pensado: me levanto, le hago el bibi y cómo sé que al minuto te vas a levantar tú, pues yo me voy y me estiro un rato más?
J - Jo cariño, es que yo pienso al revés que tú. A ver si se levanta, le hace el bibi y me voy a correr que hace un dia precioso.
M J - ¿Y cuánto rato vas a estar corriendo?
J - Una hora y media más o menos.
Total, que al final, nos hemos empezado a reir de la desastrosa manera que tienen mis planes de irse al traste.
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