jueves, noviembre 11, 2010

Las prisas no son buenas

Las prisas no son nada buenas. Vaya diíta hoy. Esta mañana salimos de casa para ir al cole. Tarde como siempre. Por el camino me encuentro a una mama del cole que sale cargada con un lienzo enorme y una bolsa con los óleos que pesaba un montón y la niña para ir al cole. Lo bueno del caso es que eran las nueve menos cinco minutos.
Me había pedido un presupuesto para rotularle un cristal y por la ventana le digo que se lo envié por mail y me dice que si voy para el cole. ¿Qué pregunta? ¿Cabemos? me dice. Vale. Venga subir. Me paro donde puedo, en medio de la carretera, tardan un montón en subirse. El lienzo enorme casi ni cabe por la puerta. Y tenía que ir al cole andando... No hubiese llegado ni a las nueve y media.
Cuando llegamos al cruce del cole el guardia urbano que para el tráfico justo me para, para hacer pasar a peatones y más coches. Se me hace interminable. Por fin llego a la zona de carga y descarga y descargo el coche de mamas, niñas y lienzos...
Me voy para el trabajo. Hoy la mañana se me presenta relajante. Llego al despacho a las nueve y veinte. Solo está mi compañera, los jefes no han llegado todavía.
Tengo previsto salir del despacho a las 10:30 h y dirigirme a Rubí, donde hoy tengo tres visitas, una muy importante en una empresa de reconocido prestigio en el mundo de la alimentación y complementos de mascotas y las otras en clientes míos.
A las 10:30 h cuando ya me iba, entra una llamada de otro cliente diciéndome si le puedo hacer 3000 folletos para el Cross de St Cugat que se corre el día 12, o sea el domingo. La impresión offset son mínimo una semana para ir bien, y me pide los 3000 folletos hoy miércoles. ¡Estamos locos o qué! Se me empieza a emmarronar la mañana. De repente miro el reloj. Mecagoentó, son las 11:45 y llego tarde a Rubí, con lo que me ha costado conseguir esta visita.
Salgo pitando. Autopista a toda leche. Llego a la visita. La recepción de la empresa es chulisima, tienen comida de animales expuestas, con totems (siluetas de animales), vinilo de suelo, exposición de acuarios, llenos y vacíos. Me entretengo mirando los peces y de repente oígo un ruedo de pajarracos.
Los busco y encuentro una jaula con dos pajaros preciosos, no son ni periquitos ni loros, son más bien pequeños con muchos colores y unos ojos grandes preciosos, blancos con un iris negro impresionante. Parecen los ojos esos de plástico de los stickers. El plumaje que tienen es tremendo un colorido fantástico. Yo voy canturreando y ellos de vez en cuando pían. Poco a poco les voy dando confianza y se van acercando cada vez más a mí en la jaula. Y de repente me sorprendo cantándoles el luralá, pero lo bueno del caso es que los pajaros iban cerrando los ojos. ¡Casi los duermo! Pero ha bajado la posible clienta y mi sesión de comunicación con los pájaros se ha acabado. Si hubiese durado un poco más, se caen de la barra donde se suben ya que estoy segura que los hubiese dormido.
La reunión con la clienta ha sido rápida pero efectiva.
La siguiente visita es el Polígono, pero como tengo unos 25 minutos, decido que voy a ir al banco del centro porque tengo que sacar dinero para hacer un ingreso a una amiga. La gente conduce a su propia bola. Tanto, que al final se me agota el tiempo y me tengo que ir al polígono sin poder haber pasado por el banco.
Llego al segundo cliente diez minutos antes, pero con este no hay problema así que realizo la visita del médico, me solicita un par de presupuestos y me voy. Son las 12:00 y tengo la siguiente visita a las 13:00 así que como estoy al lado del piso que tenemos alquilado en Rubí, me paso.Tenemos que cambiar la bañera que se ha agujereado, pero al cambiar la bañera hay que sacar una tira entera de baldosas, y como no hay iguales, Jordi me trajo de la tienda de cerámicas una que según la de la tienda se parece (pero no se parece en nada) y para poner diferentes, prefiero romper y que sea de un color diferente, pero como ya no me acuerdo como era el baño me paso a ver de que colores puede quedar bien.
Cuando salgo del piso, voy a desayunar algo, porque estaba que me caía. Ya son las 12:30 h. Y cuando me monto en el coche para ir a la tercera visita, oigo un ruido extraño, como si llevase una bolsa de plástico enganchada en la rueda y unas niñas me dicen algo gritando. Yo ni caso, pero el ruido es tan fuerte que me asusto. Paro el coche en medio de la calle y me bajo. Por el lado izquierdo nada y por el lado derecho: rueda trasera derecha pinchada, pero pinchada.
Llamo a Jordi. Ya nerviosa porque se acercaba la hora de ir a la tercera visita. Me cagoentodo otra vez. Tranquila. Respira. Respira hondo. La visita es en Rubí, a las malas aparco el coche y me voy andando (hasta la otra punta del pueblo).
Jordi, me dice que está en Viladecans y que viene al rescate. Que me vaya a la visita andando y el ya llegará para cambiarme la rueda. Pues justamente lo que yo había pensado.
13:00 h. voy bajando hacia la visita con el cliente y lo llamo por teléfono para decirle que voy de camino. No me lo coge. Sigo andando. Vuelvo a llamar al cliente y me dice que justamente me iba a llamar, que le ha salido una césarea de urgencia y no me puede recibir hoy. Quedamos el próximo miércoles a la misma hora. Es lo que tiene ser veterinario, las urgencias existen. No pasa nada. ¡Perfecto! Así es que como no puedo hacer absolutamente nada, en vez de ponerme más nerviosa (las respiraciones me fueron fantásticas), me voy al banco, que no pude ir antes, y como iba andando por el camino me miré varios escaparates. Entré en mi zapatería preferida y me estuve probando unas botas divinas de la muerte. Lo único malo es que tengo una jodida vista para las cosas en general. Siempre me enamoro de las más caro. 160 €. A ver, no es mucho para unas botas como aquellas, pero invertir 160 € en unas botas, no sé. Ai! y es que ya lo digo yo, ¡soy una rica atrapada en el cuerpo de una pobre! La de la zapatería me decía si quieres me dejas algo a cuenta y te las guardo que me estoy quedando sin número... y mi cabeza me decía "me está tentando como el diablo, me está tentando como el diablo" y entonces te sube aquel subidón de adrenalina que te sube cuando estás a punto de hacer una compra compulsiva. La persiana de la zapatería ya estaba medio bajada porque estaban a punto de cerrar y finalmente me sorprendo diciendo: "Bueno, me lo pienso y ya volveré"... casi caigo en la compra compulsiva. ¿Qué me está pasando? Yo antes no era así. No era tan compulsiva.... me estoy mutando.
A todo esto, el móvil no paraba de sonarme con el tema de los 3000 folletos, coordinando el cliente, nosotros y la imprenta para que pudiera estar todo correctamente.
Hago el ingreso en la Caixa Catalunya y me voy de nuevo hasta el coche. Llego y Jordi ya había cambiado la rueda. Tenía clavado un tubo (posiblemente del cliente que estuve anteriormente, ya que es el producto que él hace). Mierda, he andando con la rueda pinchada desde el polígono hasta aquí. ¡Joder! ¡La rueda debe estar destrozada!
Vuelvo para el despacho. Son las 14:30. Total para 40 minutos, me podía ir a casa, pero necesitaba mirar el tema del archivo del cliente.
A las 15:30 digo a los jefes que me voy. Hoy es miércoles y toca música. Y toca correr. Recoger a Júlia en el cole. Recoger a Berta, en la guardería. Dejar a Berta con mi madre.
Llego tarde a recoger a Júlia. Llego tarde a recoger a Berta. Las monto en el coche. Bajo una calle. Mi madre me espera en la parada de autobús. Paro el coche. Descargo a Berta. Me voy pitando hasta la Escola de Música. Encontrar aparcamiento allí es tremendo. Por suerte, siempre encuentro aparcamiento a la primera y en toda la puerta. Bien. Llevo una prisa tremenda y además con presión. A mitad de camino entre el cole y la guardería me han entrado unos retorcijones de barriga que no me aguanto. Me estoy descomponiendo. Júlia se queda dormida en el coche. Para postre, le he dejado a mi madre una bolsa con la merienda de Berta y... los calcetines antideslizantes que usa Júlia para música. ¡Bravo!
Cuando llegamos, la profe ya está recogiendo a los niños para bajar a la clase y Júlia desde que salió del cole iba diciendo: "mama, me pica el cul" - Jolín, ¡qué estrés! Y los retorcijones cada vez son más fuertes. Le digo a la maestra de música que la llevo a hacer un pipi y luego la bajo yo a la clase... no hay papel higiénico y me voy al lavabo de los chicos y robo un rollo y lo escondo detrás de la taza del wc, ya que no hay mucho.
La dejo en la clase y ahora, sí. Es mi momento. La hora de quitarme toda la presión. Verifico que el rollo sigue detrás de la tapa del wc y allí está.
Y ahora voy a la biblioteca y me conecto un rato a internet.
Cuando estoy mirando los cd's de los musicales me suena el móvil. Es la mama de Marc, que no llegan a tiempo a recogerlo y que si me puedo esperar 10 minutos. Le digo que como no llevo a Berta, se lo subo a casa si quiere. "¿No hay problema?" - me dice. "Cap problema", lo hago encantada. Alguna vez me han esperado a mí. 
Subo a los niños al coche y vamos cantando como locos, les pongo el cd de la musiqueta que hacen en clase. Van felices y haciendo el payasito. Dejo a Marc con su mama y nos vamos a casa de mi madre a recoger a Berta. Me suena el móvil. Es Gemma, que a Marc le falta un calcetin antideslizante... los llevaba en el bolsillo. Seguramente se le ha caído en el coche. Cuando bajamos al coche, el calcetín no está. Bueno, llamo a Gemma y le digo que voy a hacer de nuevo el recorrido a ver si lo encuentro. Le digo a mi madre que se venga conmigo, ya que cargar a las niñas y volverlas a descargar y volverlas a cargar de nuevo, la verdad es que no me apetece además del tiempo que pierdo. Las monto a todas en el coche y volvemos a la escuela de música. Las dejo en carga y descarga con los warnings puestos y me voy a hacer el recorrido hasta la escola de música. Ni rastro por el camino, pero cuando llego a la conserje lo tenía allí. ¡Menos mal! Llamo a Gemma.
MJ - Rayo Mcqueen capturado. Estaba en la escola de música. Te lo dejo mañana en la mochila.
G- Perfecte! Gràcies.
Venga, que ya es muy tarde (19:40 h). Dejo a mi madre en su casa y llegamos a casa. Julieta se vuelve a dormir en el coche. Berta llora cada vez que dejamos a la iaia Lola. Llegamos a casa y Jordi ya ha llegado. Júlia dormida en el cochecito. Horrores para conseguir meterla en la bañera... ¡qué día más duro! Estoy agotada ya no puedo más. Y ahora, me tengo que ir a cantar. Que me hace un palo tremendo. Pero tengo que ir ensayar... siempre va bien hacer terapia.
Espero que mañana el día sea más relajado que el de hoy.

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