No es que se me haya tragado la tierra, pero como si lo hubiera hecho. Otra vez la maldita amigdalitis de las narices. Empecé el viernes con el dolor de garganta. Preparé con gran cariño mi casa para recibir a las francesas que venían de intercambio, aspiré y fregué todo el piso, les montamos las camitas.
Mientras Júlia se lo pasaba en grande haciéndoles unos dibujos con pintura de dedos. Berta cayó rendida en el sofá y se durmió (este es otro tema).
Cuando acabé a las 21:00 h de la noche estaba agotada y la garganta me dolía cada vez más. Me costaba más tragar. Me fui a gospel a Barcelona, llegué a las 22:00. Pude ensayar un rato hasta que acabó el ensayo y recoger a mis francesitas. Unas nenas monísimas, por suerte una de ellas hablaba bastante español porque si tenemos que fiarnos de mi francés y el curso acelerado de traductor de google, íbamos a ir listos...
Llegamos a casa me trajeron un regalito hecho por la mama de una de ellas: una mermelada de fresa casera y un paté casero, hummmm, todavía no he podido probarlo porque llevo desde el viernes sin poder comer.
Una cosa buena que tiene la amigdalitis es que no puedes tragar absolutamente nada con lo cual, me he quedado en el chásis, no me he podido pesar porque tengo mi báscula sin pilas y ya va siendo urgente el que vaya a comprarlas, son pilas de botón y no es tan fácil conseguirlas... en conclusión, que es una buena fórmula para perder kilos... aunque nada aconsejable.
El sábado por la mañana, teníamos el taller con Emmanuel Djob y por la tarde el festival del Institut en Luz de Gas. Todo el año esperando esto y yo con casi 40 de fiebre en la cama. Cagontó. Total que tenía que hacer dos cocas de escalibada y no me podía ni levantar de la cama, estaba con una febrada del copón. El pobre Jordi, tuvo que hacer las cocas, e irse de excursión con las nenas y llevar a las francesas a Barcelona. Por suerte las pudimos realojar, en casa de Rosana a las dos juntas, pobrecitas. Que rabia y que pena me dió. Y el pobre Jordi para arriba, para abajo...
El domingo me quería llevar a urgencias pero yo seguía sin poder moverme de la cama y llamamos a ver si podía venir el médico a casa y me atendió la doctora por teléfono, me dijo que no iban a dejar el Cap (ambulatorio) con un médico menos... en fin, que me recetó el antibiótico y el pobre Jordi a buscar la receta y el medicamento. Un pastillote enorme, que cada vez que tenía que tomar... ¡uf, qué dolor! no había quien se lo tragara, como el gelocatil de 1 gr, otro pastillote...
El lunes, a eso de las once se presenta Jordi en casa y yo ya estaba levantada por el sofá, así es que me obligó a ir a urgencias. Y cuando llegamos y la doctora me vió, se echó las manos a la cabeza y me dijo que me iban a pinchar morfina. Yo me imaginé que me pincharía en la boca y supongo que fue por mi cara de horror me dijo que me pincharían en el culete. Menos mal. Me dijo que me haría un poco de daño el liquidillo, pero que se aguantaba bien...
Cuando salí de la consulta del médico, no sé que me dolía más, si las amígdalas o el culo por el pinchazo... y me cambió toda la medicación, toda la medicación en sobres, el antibiótico sin problema, pero el ibuprofeno tenía como un regusto mentolado que cuando pasó por mi garganta casi me muero y como quedaba un regustillo fresquito mentolado, era como si no se acabara nunca de tomar... malísimo...
Hoy ya no he tenido fiebre y ya estoy un poco mejor. Ya no me duele tanto al tragar pero tengo que ir con sumo cuidado de no recaer...
Me tienen fritas estas amígdalas.
Con tanto tiempo de no hacer nada, en mis ratos lúcidos he tenido mucho tiempo para pensar y analizar cosas y hoy he estado en el sofá haciendo ganchillo, esta es otra novedad; desde este verano he aprendido a hacer más que "palitos" que hacía de pequeña, mi madre con su santa paciencia me ha estado enseñando y una vez le pillas el tranquillo, engancha mucho. Y estoy haciéndole unas mantitas a las nenas para cuando estén en el sofá. Pero he empezado a hacerla con una lana muy fina, no cunde mucho. Así es que en cuanto pueda me voy a escapar a comprar lana más gorda y con las rulas que he hecho les haré o unos bolsitos o cualquier cosa que me invente.
Mi madre es una crack en estos temas, un día encontré en internet unas zapatillas de Hello Kitty con un gráfico en chino o japonés, el patrón de puntos que casi ni se ve y la tía va y las saca y me ha hecho unas para cada una de las nenas, otras para una bebotita y otras que le han encargado y se ha ganado 25 €. Así es que sí no sabéis que regalar estas navidades y queréis hacer un regalo original, hecho a mano y con mucho cariño, no tenéis más que pedírmelas y se las encargamos, se pueden hacer a la medida que queráis, no tienen por que ser pequeñas; os dejo una foto de las zapatillas monísimas, los son, ¿no?
Pues eso, que con tanto tiempo para pensar entre febrada y febrada, he hechado mucho de menos mis batallitas diarias con las nenas, no me han molestado absolutamente nada, vaya par de soles y vaya solazo el padre que se lo ha cargado todo. ¡Gracias a los tres y también a mi madre por cuidarme tanto y tan bien! ¡Y gracias Rosana por realojar a mis francesas en tu casa!
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