El otro día entré en una tienda cerca del trabajo a ver si tenían unos pantalones que me gustaran. Vi unos que me gustaban, talla 40. Los vi muy pequeños, pero bueno, pensé que cuando cobrara vendría y me los probaría. Hoy me he escapado un momento del trabajo y he vuelto a ir. No los habían vendido todavía. Me los he probado y me quedaban divinos de la muerte. Ya tengo unos pantalones nuevos que me van bien. Hoy los estrenaré. Ya sé que tengo una 40, que hasta ahora no tenía ni idea qué talla tenía. Vamos bien y esperando ya mi próximo masajito brasileño.
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