viernes, diciembre 10, 2010

Que puente más largo!!

La verdad es que cinco días seguidos cunden. Esta mañana me ha costado una vida ir a trabajar. Me reconforta pensar que es jueves y que dentro de nada, ya es sábado de nuevo. Y es que el tiempo corre que se las pela.
Este puente ha habido para todos los gustos. Los dos primeros días, limpiando.Y el resto, disfrutando de la familia. 
El lunes fuimos a Barcelona de paseo, a la fira de Santa Llúcia, a comprar algunas cosas para el pesebre. Compramos unas ovejitas muy chulas con piel de borrego incluso y unos cisnes y unos patos, para que el estanque del belén esté lleno de patos.
Para ir: una odisea. Después de conseguir salir de casa, (¡qué no es poco!) llegar a la estación de Sant Cugat y aparcar el coche (misión imposible) resulta que nos dejamos el chupete de Berta en casa y vuelta a empezar. Vuelve a casa, sube, coge el chupe, baja, vuelve a la estación. Por fortuna, nos esperaba el mismo aparcamiento que habíamos dejado quince minutos atrás. Llegamos a la estación, sacamos los billetes, quedan dos minutos para que pase el tren, pico el billete y accedo al andén. Jordi, va con Berta y con Júlia que pasan por las puertas especiales para carritos y... se quedan atrapados dentro. No se abren las puertas, ni para salir, ni para entrar.
El pánico empieza a cundir. Todo sucede en cámara lenta o super lenta. Jordi empieza a picar al timbre a ver si alguien desde control le contesta y no le contesta ni Diós. Yo empiezo a picar en otro que hay en el andén. Ni puto caso nos hacen. Viene el tren y tal y como viene, el cabronazo se va. Y Jordi y las niñas atrapados entre dos puertas de cristal sin poder salir.
El interfono de comunicación, sigue comunicando. Al cabo de tres segundos que el tren ha desaparecido por la vía, por fin se abre la puerta y tenemos que esperarnos diez minutos más a que venga otro tren. Y al cabo de cinco minutos de estar fuera, contestan por el jodido interfono. ¿Y si era urgente? Vaya panda de vagos. Resulta que no sé como se había puesto Jordi, que estaba bloqueando las puertas de las narices. Ya es la una del mediodía. Vaya horas de ir a Barcelona.
Cuando íbamos por Gracia, Julieta ya decía que tenía mucha hambre y en cada parada hasta Plaza Catalunya, preguntando cuanto falta para llegar.
Por fin llegamos a Plaza Catalunya y habíamos llevado la comida para hacer un picnic, y en la misma plaza, sacamos los bocatas (yo mi ensalada y mis pechugas a la plancha, por supuesto) y nos dispusimos a comer.
Después de comer, visita al lavabo del Corte Inglés y de paseo camino de la Plaza de la Catedral para ver la Fira de Santa Llúcia.
Por suerte no hay mucha gente y podemos ver las paradas tranquilamente. Julieta se ha emperrado en que quiere un carro tirado por unos burros esquifidos que vale 7,5 € y me parece una pasada de caro y el señor la camela y se la lleva a otra parada y le enseña un carro tirado por unas hermosas vacas (que es mucho más caro). Júlia lo tiene claro: quiere el carro tirado por las vacas. Jordi y yo nos miramos, le decimos que muchas gracias y que luego volvemos. (Mentira y de las gordas).
Por suerte, Berta se ha dormido en el cochecito, después de comer, con el paseíto y el sol que luce en Barcelona se ha quedado cao. Júlia repara en una paradita de panderetas, zambombas y trompetas... lleva dos semanas pidiendo una trompeta y cuando las ve, se le ilumina la cara.
Accedemos a comprarle la trompeta por 2 €. Se pasó toda la tarde tocando la trompeta, y cada vez que entrábamos en una tienda le prohíbiamos tocarla. Y hacía caso.
Pero la trompeta dejó de sonar. Se estropeó. Quería quitarle la trompeta de su hermana, pero no le dejamos. Le prometí que cuando llegáramos a casa se la arreglaría y si no funcionaba le compraba otra.
A la vuelta en el tren, nos encontramos con una niña de su clase y se lo pasaron muy bien. La niña en cuestión, se llama Berta (es la pequeña) y su hermana mayor se llama Júlia (que originales que somos con los nombres).
Cuando llegamos a casa la trompeta no funcionaba y al día siguiente fuimos a la tienda de "Las Churris" a comprarle otra trompeta. La misma: 0,75 €. (Mecagoentó, no podíamos haber ido antes allí).
En fin, montamos el árbol de navidad y medio montamos el belén.
El martes por la tarde hicimos plastelina, el horno y el miércoles subimos a casa de la iaia Paquita a comer, que hacía un siglo que no íbamos. Acostumbramos a ir una semana sí y otra no. Pero hacía como tres semanas que no subíamos.
Jueves, por fin al cole, por suerte hoy no hemos llegado tarde. Y esta tarde más plastelina. Quería hacer un pozo de plastelina, y yo más lista que el hambre, esta mañana he entrado en un chino de al lado del trabajo y he comprado uno por 0,75 €, no tenía cubo y se lo he hecho de plastelina con asa de alambre. Y luego le he hecho un Nemo a Berta.
Jordi hoy tenía maratón de ensayo, desde las 20 h hasta las 00, cuatro horas. Le he preparado un picnic, bocata, agua y mandarinas para que cuando llegara de trabajar, saliera zumbando a cantar y he estado con las nenas, con dos momentos de crisis con Berta porque no le gusta la coliflor gratinada con bechamel (que a Júlia le encanta), pero luego ya se le ha pasado y se ha comido el segundo sin rechistar, pechuga de pavo a la plancha con ganchitos, conos 3D y Nachos.
Luego cuento: hoy la Rinxols d'or y después Berta me pedía el Nu -nu. Nu, nu, nu, nu, nu, nu, nu, nu, nu, nu, nu... para ser más exactos:
http://www.youtube.com/watch?v=igHXt08H56M&feature=related
Y Júlia me pedía el clásico Luralá. Así es que he hecho una combinación, una de Nu-nu, tres de luralá, una de Nu-nu, tres de luralá hasta que se han dormido y he salido de la habitación a las 22:38, agotadísima.
Os dejo algunas fotos para que veáis que bien nos lo hemos pasado:


















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