Lunes por la tarde. Llegamos al cole de casa.
El domingo anterior habíamos estado en Lloret de Mar poniendo un cartel de "se vende" en el terreno de mi madre. Y el lunes a las 9 de la mañana me llama un señor interesado en comprar el terreno, pero no le puedo dar precio, porque todavía no hemos decidido por cuanto lo podemos vender, ya que tenemos (más bien tengo) que mirar como anda el mercado por aquella zona y le digo que le llamo por la tarde. (Yo no contaba con lo del libro blanco).
Nos dice la maestra que la idea del libro blanco es que lo hagamos juntas (Julieta y yo) como actividad.
Bien.
MJ - Júlia, ven que miraremos las fotos en el ordenador para ver cual escogemos.
J - Vale.
Empezamos a buscar fotos y Berta no paraba. Berta es, como describirlo... un torbellino. No para. Entra y sale de la cociona, abre todos los cajones y saca todas las cosas y las distribuye sin criterio alguno por toda la casa. Saca todos los libros de las estanterías, se sienta en el suelo, los abre y hace como que lee. Entra al baño, coge el papel higiénico y empieza a hacer papelitos que distribuye igualmente por todo el piso... lo más alucinante del caso, es que lo hace en fracciones de segundo. Yo digo que esta niña tiene los brazos muy cortos y las manos muy largas, ya que llega a todo y muy rápido. Tiene una habilidad extraordinaria.
A lo que iba, empezamos a buscar las fotos y oímos como gira la llave en la cerradura. Mi madre. Ha venido porque le llamé por que me había llamado aquel tipo inglés interesado en comprar el terreno y teníamos que hablar acerca de la cantidad quiere vender el terreno; y para eso tenemos que hacer una búsqueda en internet para ver como anda el tema.
Conflicto.
¿Busco fotos para el libro blano o busco terrenos en venta en Lloret?
Como buena piscis que se precie, me disperso facilmente. Entro en San Google, que todo lo sabe y empiezo a buscar terrenos en venta en Lloret. Es prioritario. Mi madre no tiene mucho tiempo y tenemos que llamar al inglés, además a la Júlia le viene de perlas para escaquearse e irse a la habitación de jugar a divertirse.
Bien, con bastante información ya más o menos hago una media sobre los precios que he encontrado y le ponemos una cifra al terreno.
Viene Jordi de trabajar. 19:45 h. Eso quiere decir que tenemos que empezar con los baños, el bibi de la Berta y la cena de la Júlia.
Llamo al inglés. Lo consulta con su mujer y ya nos dice algo.
No tengo ni una sola foto para el libro blanco.
Cuando acabamos con la batalla de los baños-bibi-cena, pelea para que la Júlia se lave los dientes y se vaya a dormir; pero aún nos queda la segunda ronda: cuento y luralá.
Explicamos el cuento de la Caputxeta Vermella (o caperucita roja) y canto el luralá: lura, lura, lura, lura, lura la, lura, lura, lura, lura, lura la.
Ahora tengo que cenar y seguir buscando fotos para el libro blanco.
La madre anterior que escribió en el libro blanco ha puesto el listón muy alto en creatividad. Le ha quedado chulísimo. Yo tengo poco tiempo (menos que ella, se lo dieron un miércoles para un miércoles) y no puedo hacer una birria. Mi amor propio no me lo permitiría.
Hay mil fotos. Voy mirando fotos y me voy haciendo una lista de las cosas que le gustan a Júlia y busco aquellas fotos que representen todo lo que le divierte. Árdua tarea.
Me voy a dormir a las 2:30 de la mañana y solo he encontrado algunas fotos.
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