El viernes vamos Berta y yo a recoger a Júlia que viene de piscina. Recogemos las mochilas y en el fondo de la cubeta veo un maletín azul, sin nombre. Ya no quedan más mochilas y pienso: alguien se lo ha dejado. Hago ademán de visualizar a la conserje y no veo a nadie. Miro el maletín por todas sus caras y sigo sin ver ningún nombre. Sólo un dibujo (pero no me percato que es una luna llena). No lo abro por si las moscas... en fin, extrañada nos vamos para casa.
Lunes por la tarde: voy a recoger a Júlia al cole y me dice la maestra: "No os habéis llevado el libro blanco. Ya me lo imaginaba yo, viernes, piscina... y mira que le he recalcado a las monitoras que sobre todo os llevaráis el libro blanco".
Se dirige al fondo de la clase y viene con el famoso maletín que tuve en mis manos el mismo viernes.
Yo, con cara de póker:
MJ - Ah, el libro blanco. ¿Y qué es el libro blanco?
Maestra - No os acordáis en la reunión que hicimos lo comentamos, que empezábamos a hacer el libro blanco. Se tienen que poner fotografías de lo que le gusta a la Júlia, con la familia, etc...
(En la reunión estábamos todos con la cara de pánfilos mirando el power point de fotos de nuestros hijos que nos estában pasando, con musiquita de ABBA, como para escuchar lo que decían las maestras. Esto debería ser ilegal, por lo menos que no me pongan música que me gusta, que me voy rápido a la música).
MJ - Ah...
M- No sé si te va a dar tiempo, si puedes traerlo el miércoles y si no, pues lo traes el jueves. Ya me imaginé que no te lo darían las monitoras... (me dice con cara de interrogante).
MJ - Pues no, nadie me dijo nada. De echo, no vi a nadie el viernes.
M - Si te ves apurada, porque claro, con carnaval y el disfraz... tu misma lo que te de tiempo.
¿Y ahora qué? Nos vamos a buscar a la Berta a la guardería y cuando llego a casa abro el dichoso maletin y extraigo de él, el maldito libro blanco.
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